Qué riesgos tiene el alquiler sin contrato

El difícil acceso al mercado inmobiliario hace que, en ocasiones, nos sintamos tentados a llevar a cabo ciertas prácticas que no son para nada recomendables, como puede ser el hecho de alquilar una vivienda sin contrato. Y es que, esta práctica aparentemente ventajosa, puede llevar consigo una serie de riesgos significativos.

Por eso, en este artículo vamos a centrarnos en conocer con mayor detalle qué implicaciones tiene el hecho alquilar una propiedad sin tener un contrato formal, identificando los peligros potenciales y explicando por qué un contrato de arrendamiento es una pieza fundamental para proteger tanto los derechos del inquilino como los intereses del propietario.

Se puede estar en una vivienda de alquiler sin contrato


Quizás alguna vez te hayas hecho esta pregunta y hoy vamos a responderte. Lo cierto es que sí es posible vivir de alquiler en un inmueble sin un contrato escrito, simplemente con un contrato verbal. De hecho, viene recogido en la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y en el artículo 1547 del Código Civil.

No obstante, el hecho de que estemos cumpliendo con la legalidad, no implica que esta actividad no entrañe ciertos riesgos que debemos conocer antes de llevarla a cabo. Porque, en caso de que surja un conflicto, la resolución del mismo dependerá de la versión de las personas implicadas, lo que genera menos garantías para ambos.

 

Derecho de alquiler por las partes

Pero, ¿qué es lo que establece la Ley de Arrendamientos Urbanos ante la ausencia de un contrato escrito? Lo primero que indica es que, si existe ningún documento contractual, la duración del contrato verbal será de un año de duración, aunque el inquilino tiene derecho a realizar prórrogas anuales hasta el alcanzar un total de 5 años.

A su vez, también se establecen ciertos derechos y deberes que deben cumplir tanto el arrendador como el arrendatario. Vamos a verlos con mayor detalle a continuación.

Arrendador

En el caso de la persona que alquila la vivienda, podemos resumir sus derechos de la siguiente manera:

  • Cobrar la renta mensual que previamente se ha pactado con el inquilino.
  • Recuperar la vivienda una vez haya finalizado el periodo de arrendamiento.
  • Establecer el importe de la renta y el de la fianza de alquiler según sus consideraciones.
  • Echar al inquilino en caso de que deje de pagar la renta, realice actividades molestas, insalubres, nocivas, peligrosas o ilícitas, ejecute obras que alteren la estructura de la vivienda sin consentimiento, etc.

Es decir, el arrendador tiene la posibilidad de finalizar el contrato cuando quiera si considera que se han incumplido algunas condiciones de las citadas más arriba. Esto implica una menor protección hacia la persona que está alquilando la vivienda.

Arrendatario

Por su parte, el inquilino de un alquiler que no tiene contrato escrito también cuenta con una serie de derechos, que son:

  • Uso y disfrute de la casa mientras dure el contrato verbal.
  • Solicitar las reparaciones que sean necesarias para el correcto uso y disfrute de la vivienda.
  • Preferencia a la hora de adquirir el inmueble en caso de que este se ponga a la venta.
  • Realizar reformas de adaptación de la vivienda en caso de discapacidad suya o de su cónyuge.
  • Contar con la duración mínima del alquiler y a disfrutar de las prórrogas establecidas en la LAU.

Además, es importante señalar que el propietario de la casa no puede decidir subir el precio de la renta de manera unilateral.

 

Problemas más comunes de un piso en alquiler sin contrato

Conocidos los derechos de ambas partes, podríamos pensar que el contrato verbal es una alternativa interesante. Sin embargo, es fundamental saber también cuáles son los problemas comunes a los que podemos enfrentarnos si arrendamos una vivienda sin un contrato físico.

Problemas a la hora de recuperar la vivienda

Algo que sucede de forma muy habitual es que el propietario tenga ciertas dificultades en el momento en el que quiera recuperar su vivienda porque no se dispone de un contrato de alquiler firmado. Por ejemplo, imagina que en la casa no se admiten mascotas, pero los inquilinos tienen una, es complicado demostrar que estos se encuentran incumpliendo el contrato porque no hay ningún documento que atestigüe que esa era una condición a la hora de arrendar la vivienda.

Además, si se producen impagos o el inquilino decide pagar menos de la cantidad pactada, será su palabra contra la del arrendador. A no ser que este cuente con recibos que puedan corroborar la renta acordada en un inicio.

Dificultades para actualizar la renta

Por otro lado, el hecho de no tener un contrato físico también puede dificultar la actualización del precio del alquiler porque cualquiera de las partes puede indicar que no se pactó dicha actualización o elegir el indicador de referencia que más le convenga para solicitar la misma.

Recibir multas por no disponer de contrato

Si bien se puede alquilar una casa sin contrato, para cumplir al 100% con la legalidad es necesario depositar la fianza en la entidad indicada y declarar los ingresos obtenidos en la Renta. De lo contrario, existe el riesgo de sanciones, que van desde el 50 hasta el 150% de la cantidad no declarada. Por lo contrario también existen contratos de alquiler sin finanza. Aunque lo normal es que el propietario siempre quiera alquilar el piso con fianza.

Imposibilidad de determinar la fecha de inicio del alquiler

En un contrato físico se refleja la fecha de inicio del arrendamiento, algo sumamente importante para cumplir los plazos y prórrogas que fija la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU). Pero, en el caso de un contrato verbal, no disponemos de esta información, por lo que se pueden manipular los datos a antojo de cualquiera de los interesados.

No se pueden solicitar bonificaciones ni ayudas

Por otro lado, si no se puede probar que se vive de alquiler, es imposible solicitar ciertas exenciones fiscales como puede ser la bonificación del IRPF. Esto repercute a nivel económico al arrendatario de la vivienda.

Devolución de la fianza

Finalmente, la devolución de la fianza también puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza porque ambas partes deben actuar de buena fe. De lo contrario, uno puede asegurar que se realizó la devolución y el otro que no.

Conclusiones

Alquilar una vivienda sin disponer de un contrato de alquiler es una actividad que entraña bastantes riesgos, por lo que no es demasiado recomendable hacerlo. Lo mejor es elegir una empresa que pueda asegurarnos un arrendamiento seguro y con todo lo que necesitamos para vivir de forma cómoda.

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