El teletrabajo se ha convertido en algo cotidiano para muchas personas, lo que ha provocado que tengan que transformar sus casas en oficinas improvisadas. Y, si bien es cierto que trabajar desde casa puede ofrecer ventajas como la flexibilidad horaria, también presenta desafíos únicos que pueden afectar nuestra productividad y bienestar.
Uno de los errores más comunes que cometemos a la hora de teletrabajar es no dividir adecuadamente los espacios de trabajo y descanso. Un descuido que puede llevar a una disminución en la concentración, problemas de ergonomía y una sensación de agotamiento constante. En este post explicaremos por qué es crucial separar físicamente estas áreas y te explicaremos cómo hacerlo de manera eficiente.
Las consecuencias negativas de no definir tu lugar de trabajo
No separar correctamente nuestra zona de trabajo de la de descanso puede traer consecuencias negativas para la salud física y mental además de para nuestra productividad. Las más importantes son las que te indicamos a continuación:
- Mayor desgaste mental e incremento del estrés. Al no tener definidas las áreas, es mucho más complicado desconectar al acabar la jornada laboral.
- Reducción de la productividad. Si trabajamos en espacios comunes será más sencillo que nos distraigamos fácilmente.
- Problemas de ergonomía y salud física: El hecho de trabajar en un lugar que no haya sido adecuado para esta tarea, puede acarrearnos problemas posturales.
- Impactos en nuestra vida personal: La falta de espacios definidos también puede generar conflictos con otros miembros del hogar, quienes pueden sentirse invadidos o molestos por la presencia constante de actividades laborales.
Cómo separar los espacios de trabajo y de descanso dentro de tu hogar
Como acabas de ver, distinguir claramente los lugares de descanso y de trabajo en casa es fundamental de cara a mantener la productividad y el bienestar. Por eso, a continuación te dejamos algunos pasos y consejos que pueden ayudarte a diferenciar y organizar estos espacios de manera efectiva.
Designa un espacio para realizar tu trabajo
Lo primero que debes hacer es seleccionar un área específica de tu casa que te sirva únicamente para trabajar. Lo ideal es que sea alguna habitación libre que puedas transformar en un pequeño despacho, pero si no la tienes, puede ser una esquina del salón o incluso un rincón del dormitorio.
Cuando ya lo hayas elegido, deberás asegurarte de que el espacio esté equipado con todo lo que necesitas para trabajar de forma productiva y cómoda: silla ergonómica, escritorio, buena iluminación y todos tus materiales de oficina.
Establece límites físicos para mejorar tu productividad
En caso de que no dispongas de una habitación separada que puedas destinar a este cometido, puedes optar por intentar establecer límites físicos que te permitan crear una división visual entre tu espacio de trabajo y las áreas de descanso. Por ejemplo, utilizando biombos, cortinas o incluso estanterías que ejerzan como separadores.
Además, es interesante que coloques los muebles de manera que delimiten claramente el espacio de trabajo. Por ejemplo, puedes orientar tu escritorio hacia una pared en lugar de situarlo hacia las áreas comunes.
Mantén un horario de trabajo estricto
Uno de los errores que más solemos cometer a la hora de trabajar desde casa tiene que ver con los horarios de trabajo, ya que tendemos a alargarlos más de lo debido pensando que así aumentará nuestra productividad. De ahí que, lo primero que te recomendemos, sea que establezcas un horario fijo para comenzar y terminar tu jornada laboral e intentes respetarlo todos los días para mantener una rutina.
Por otro lado, es esencial que programes descansos regulares, al igual que harías estando en una oficina, ya que te permitirán reducir el agotamiento. Utiliza estos momentos para meditar, tomar un té o hacer cualquier otra cosa que no esté vinculada con el trabajo.
Realiza una transición clara entre el modo de trabajo y el de descanso
Otro aspecto importante es el de establecer pequeños rituales tanto para comenzar como para acabar tu jornada laboral. Puede ser algo tan simple como hacer una lista de tareas por la mañana e ir tachándolas cuando acabes, apagar el ordenador al finalizar el trabajo y no volver a usarlo hasta el día siguiente, etc.
También es crucial que te cambies de ropa al empezar y terminar de trabajar, ya que esto puede ayudar a que tu mente distinga entre tiempo de trabajo y tiempo de descanso.
Optimiza tu zona de descanso
Cuidar correctamente nuestro lugar de descanso también es algo fundamental y, lo primero que debemos hacer, es mantener estas áreas libres de elementos relacionados con el trabajo. Al igual que es importante decorarla con elementos que fomenten la relajación, como plantas, velas aromáticas, etc.
Crear este tipo de ambientes relajantes no solo puede mejorar la calidad de tu descanso, sino que además ayudará a tu mente a asociar estos lugares con relajación y no con tareas pendientes.
Comunícate con los miembros del hogar
Finalmente, en caso de que compartas casa con otras personas, también es necesario que les hagas saber cuando estás trabajando y les pidas que respeten ese tiempo para que puedas concentrarte. Puedes hacerlo de forma verbal o empleando señales visuales, como un cartel en la puerta, para indicar cuándo estás en modo de trabajo en tu casa y no quieres ser interrumpido.
Conclusiones para trabajar desde casa
Implementar estas estrategias puede ayudarte a crear un entorno más organizado y saludable, favoreciendo tu productividad y bienestar general mientras trabajas desde casa.
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